Sea cual sea el tipo de posesión, se crea o no en su existencia y se manifieste de una forma u otra, parece evidente que los exorcismos constituyen un método efectivo para acabar con todo tipo de situaciones psicológicas atípicas. Pero, según la ciencia, esto no se debe a una explicación religiosa, sino más bien psicológica. Así, el psiquiatra Hugo Lande afirma lo siguiente:
Cuando no podemos manejar el cuadro y se trata de una cuestión de fe, lo enviamos a los sacerdotes, sabiendo que no es el diablo que está dentro de ellos, sino aceptando los exorcismos como una terapia más
Se trataría de lo que se conoce como “terapia de sugestión”. En cambio, también es habitual el caso contrario, en el que el paciente acude a un psicólogo después de haberlo hecho al sacerdote. En ese caso estaríamos hablando de un trastorno disociativo por trance o posesión, en el que la persona ofrece síntomas extraños por el mero hecho de creer que está poseída, cuando en realidad se trata de un problema psicológico.
En la actualidad, muchos de estos casos están provocados por el consumo de drogas, principalmente LSD, aunque también puede ocurrir con otros estupefacientes como la cocaína o la heroína.
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